En la vida, ya estemos rodeados de un montón gente o de tan solo unos pocos, realmente caminamos solos. Dentro de nosotros viajan los recuerdos que nos siguen a todas partes y, la incertidumbre de lo que nos aguarda en el futuro. Es bonito pensar, que en esa maleta ficticia, llevamos algún tipo de semilla que vamos dejando a nuestro paso, la cual esperamos que florezca antes de cambiar nuestro rumbo.
Algunos tienen hijos y dejan en ellos lo mejor que han aprendido de la vida; otros, esperan aportar algo hermoso a las vidas que se cruzan en su camino para hacerles crecer por dentro como personas, mientras crecen por fuera como humanos; y los mejores, son aquellos que aportan todo lo que tienen a los más desfavorecidos, abandonando, muchas veces, un cómodo hogar para ir allí a donde se les necesita.
Hoy quiero dedicar este momento a todos aquellos que caminan sembrando lo mejor que tienen porque, sin duda, recogerán recuerdos hermosos que llevarse en su maleta ficticia.